La imagen
que traigo viene a propósito de los "planes de parto", u "hojas
de consentimiento informado" que tan de moda están últimamente.
Muchos no
sabréis a qué me refiero. En la Ley de
Autonomía del Paciente se define el
consentimiento informado (C.I.) como “la conformidad libre, voluntaria y
consciente de un paciente, manifestada en el pleno uso de sus facultades
después de recibir la información adecuada, para que tenga lugar una actuación
que afecta a su salud.”
El Plan de Parto
es un tipo de hoja de consentimiento informado en el que la madre deja
constancia de qué tipo de intervenciones, prácticas o maniobras desea o no
consentir (o quizá) durante el alumbramiento de su hijo. En mi comunidad
autónoma vienen esas hojas en la cartilla del embarazo. Ahí dejas por escrito,
para que sea respetado a tu llegada a la maternidad, tus expectativas sobre
asuntos como:
* la administración de un enema
* poder ir al baño siempre que se desee
* el rasurado púbico
* que te pongan una vía
* la utilización de objetos personales (música,
libros, etc.)
* tener libertad de movimientos
* la administración de oxitocina
* la utilización de analgesia epidural o sedación
farmacológica
* episiotonomía
* rápido contacto piel con piel con el bebé
* inicio precoz de la lactancia
* elegir acompañante para el parto
y un largo etc.
En principio se supone que la madre rellena estas
hojas habiendo sido perfectamente informada (por su matrona o por su cuenta
propia) de lo que supone cada situación.
Y por supuesto que es un formulario que no puede substituir en absoluto
el diálogo directo entre la madre y el personal sanitario en el momento del
parto. Entre otras cosas porque cada punto podría revocarse tras ser informada
de su situación REAL. Vamos, que de lo que una espera del parto (yo la primera
que deseo un parto lo menos intervenido posible) a lo que realmente ocurre
después puede haber un mundo.
El problema que veo yo es que muchas mujeres se
dirigen al paritorio habiéndose informado mucho sobre lo idóneo de que un parto
sea lo más natural posible y eso puede convertirse en un obstáculo para un
feliz alumbramiento. Bien porque ella se ponga nerviosa al comprobar que no
todo puede salir como espera, bien porque el personal encargado no reciba de
buen grado que la madre no acepte buena parte de las cosas que para ellos son
habituales (especialmente en personal que lleva tiempo haciendo partos y está
acostumbrado a unas prácticas que poco a poco se están abandonando en la
mayoría de hospitales). Habitualmente ver cómo se frustran las propias expectativas convierten una situación normal en una experiencia nefasta, y se debe únicamente a la propia capacidad de frustración. Así lo que para otros puede no ser algo tan horrible para uno mismo puede convertirse en un momento trágico, cuando en realidad no lo sería tanto si simplemente hubiésemos contemplado esa posibilidad a la hora de crear nuestras expectativas.
Precisamente por eso yo no soy muy amiga de estos
"planes de parto". Creo que lo primero que debe hacer una mujer que
va a tener un hijo es informarse debidamente, y no sólo preguntando a sus
conocidas o a su matrona (porque aunque la experiencia es un grado cada parto
es absolutamente nuevo y pueden ocurrir múltiples situaciones diferentes). En
mi opinión lo mejor es llevar el "plan de parto" como mucho en mente,
teniendo claro qué situaciones pueden devenir en qué otras y confiando en que
los profesionales que te atiendan harán lo mejor para madre
e hijo, y con ello dirigirnos con mente abierta al nacimiento de nuestro hijo.